Cuando un robot me dio mejores consejos que un colega

Todos hemos pasado al menos una vez por ese momento incómodo: pedir un consejo a alguien cercano y sólo recibir una respuesta vaga, apurada o que parece venir en piloto automático. Eso me pasó hace unos meses con un colega con quién he compartido casi una década de relación laboral y amistosa. Tenía una duda clave para un proyecto personal y su respuesta fue tan genérica que parecía sacada de un manual ochentero de buenos modales.

Un poco frustrada decidí probar algo distinto: preguntarle lo mismo a un asistente de inteligencia artificial. Y lo que recibí me dejó pensando más de lo que esperaba.

El giro tecnológico

En cuestión de segundos, lo que parecía un un callejón sin salida se convirtió de inmediato en un mapa de posibilidades. Fue como pasar de tener un consejo de pasillo, a recibir una mini-consultoría personalizada.

Mientras de un lado sólo recibí un: “lamento oír eso, pero échale ganas”, mi reciente vínculo con la Inteligencia Artificial me desglosó paso a paso cómo atacar el problema, obtuve referencias de tendencias recientes que había pasado por alto, me dio ejemplos prácticos y hasta una lista de recursos de investigación para fortalecer mi idea.

Ahí me di cuenta de que no se trata sólo de afirmar que el robot es más listo, sino de entender que esta nueva tecnología fue diseñada para procesar información, analizar patrones y devolver valor de forma rápida. No tiene prisa, ni ego, ni distracciones de oficina. Sólo datos, contexto y un objetivo: ayudar.

¿Significa que los robots reemplazarán a los humanos?

No. Y aquí está lo interesante. La IA puede darte herramientas, estructura y conocimiento, pero hay algo que todavía no es capaz de replicar: la empatía humana, la experiencia vivida y la capacidad de diferenciar matices emocionales.

El mejor escenario no es elegir entre uno u otro, sino aprovechar lo mejor de ambos mundos:

  • De la IA: claridad, inmediatez, análisis, panorama de resultados.
  • De los humanos: intuición, creatividad emocional y acompañamiento real.

El futuro de los consejos

Estamos entrando en una era donde la forma de pedir y dar consejos está cambiando. Ya no basta con la intuición humana ni con el análisis frío de las máquinas: necesitamos una mezcla de ambos.

La IA puede ayudarte a desbloquear caminos que no veías, pero siempre necesitarás a alguien de carne y hueso para decirte: “tranquila, yo también estuve ahí y sobreviví”

Al final, no se trata de robots contra humanos, sino de robots y humanos juntos. Y mientras aprendamos a usar esta combinación, no habrá reto demasiado grande, ni proyecto demasiado complejo.

Desde ese día, cambió mi perspectiva de las cosas y entendí que los mejores consejos pueden venir de los lugares más inesperados. A veces de un amigo, a veces de una tecnología distinta. La clave está en abrir la mente, escuchar ambas voces y quedarte con lo que realmente te ayude a avanzar.

Porque sí: un robot puede darte datos, pasos y recursos, pero sólo un colega puede darte un “yo creo en ti”. Y la magia, como siempre, está en encontrar el equilibrio.

Escrito por: Yamile Sandoval

Deja una respuesta